El Infierno

Cristianismo

¿Es real el Infierno como lo imaginamos?

— ¿Es verdad qué si hacemos una exégesis de Mc. 9:43, la palabra ‘infierno’ no es como lo que conocemos hoy❓
(Pregunta una estudiante del Dpto. de Idiomas de una reconocida institución universitaria de mi país, a lo que respondí…) 
— «Cierto… Es más, dicho concepto de ‘infierno’ no aparece en los papiros originales que se utilizaron para la construcción del Canon bíblico. 
Ahora, ¡escuche bien❗… No estoy con esto diciendo que las referencias alegóricas con esto que llamamos ‘infierno’ en Biblia sean una falacia; lo que pasa, es que hemos desarrollado una noción del ‘infierno’, que obedece más a la tradición griega de Dante, y no al texto per sé, ni a la tradición judía. 
Lo explico detenidamente…
El término ‘infierno’  en el Nuevo Testamento en pasajes como Marcos 9:43 es «γεενναν» (Gehenna, ge hinom o valle de Hinom), que era un vertedero y crematorio a las afueras de la ciudad de Jerusalén donde arrojaban cadáveres de animales y de condenados a muerte para ser quemados.

El tema del Valle de Hinom (Gehena) y su relación con el concepto de infierno

Jesucristo les dijo a los líderes judíos que querían matarlo y a los abusadores en general que iban a terminar en el Gehenna lo que sucedió literalmente en el caso de algunos cuando en el año 70 d.C.; cuando el general romano Tito destruyó la ciudad y el templo. Por eso, «Gehenna» se refiere a una retribución después de la muerte. Y sería el reconocido teólogo de la época paleocristiana, Jerónimo al traducir al latín la Biblia en el siglo 4, quien usaría por primera vez la palabra: «infernus» o ‘infierno’ en castellano, cuyo significado es ‘de inferior’ o ‘lugar bajo’. 
Al pasar al latín (Vulgata) como «Gehenna», esta palabra terminó por adquirir el significado de un inframundo de castigos infernales, muy distinto a sus orígenes históricos como un simple valle con una connotación negativa. Desafortunadamente, mediante sucesivas traducciones y reinterpretaciones, un topónimo real como el ‘Valle de Hinom’ derivó en una palabra cargada de connotaciones escatológicas sobre el más allá, como lo fue «Gehenna» en el cristianismo primitivo.

El presentar esta exégesis no es tirar por el piso la doctrina del ‘infierno’; al contrario, entiendo que el peor ‘infierno’ no es en sí el lago de azufre y fuego (Ap. 20:10) o el ‘Gehena’, como ya examinamos, ese lugar donde se incineraba continuamente la basura y los cadáveres de animales y criminales (Jer. 7:31-32); sino que el verdadero infierno es la AUSENCIA DE DIOS».

Estos estudios académicos convergen en señalar que el infierno  como lugar de castigo eterno tiene un origen más cultural y literario que bíblico, desarrollándose principalmente en los primeros siglos del cristianismo

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